Según lo proclamó la Asamblea General de las Naciones Unidas en el 2013, cada 3 de marzo se celebra el Día Mundial de la Naturaleza. Esto nos permite recordar y reflexionar qué educar en la naturaleza ya no es una opción, sino una necesidad para nuestro planeta y todos sus habitantes.Los problemas ambientales, y también sociales, que enfrentamos actualmente hacen que nos planteemos retos gigantes con la finalidad de que los países puedan avanzar y generar acuerdos por un futuro sostenible y sustentable.
Por si no lo sabías, en los periodos comprendidos entre el 2017 y 2021 la Organización Meteorológica Mundial (OMM) calculó un 10% del aumento de la temperatura global, mientras que para el periodo de 2022 o 2026, ese porcentaje llegará hasta casi el 50%.
Es por ello que, ante estos desafíos, se requieren tomar medidas urgentes empezando por transformar los valores que suelen guiar la relación que existe entre los seres humanos y la naturaleza, la interacción ambiental y la comunicación humana. En pocas palabras, se necesita un cambio en el nivel de estilo de vida de las personas y su conciencia.
Por qué educar en la naturaleza
Luego de reconocer las graves problemáticas climáticas y ambientales a nivel global, queda claro que el contacto con el medioambiente tiene grandes beneficios y que nuestros hijos deberían tener la posibilidad de disfrutar de la naturaleza en el futuro.
La educación que se enfoca en el desarrollo sostenible logra potenciar una visión ética sobre el mundo que nos rodea. Además, busca fortalecer conocimientos, habilidades y actitudes que logran que todos, independientemente de su edad, reflexionen sobre el cuidado de la naturaleza, la resolución de problemas sociales, culturales y medioambientales.